miércoles, 9 de marzo de 2011

BaSilea III

Hoy vamos a hablar de Basilea III


En primer lugar decir que la crisis financiera mundial ha puesto al descubierto algunas debilidades fundamentales del marco de regulación, que no logró garantizar que las entidades financieras dispusieran de capital y liquidez suficientes para hacer frente a las perturbaciones (alteraciones). Esto ha dado lugar a un examen en profundidad de los principales objetivos e instrumentos de las políticas microprudenciales.
Basilea III es un acuerdo histórico entre los bancos centrales y los supervisores para reforzar la solvencia y liquidez de las entidades de crédito.

Tras asistir a la primera crisis financiera global del siglo, en noviembre de 2008, la cumbre de líderes del G-20  elaboró un plan de acción en materia de reforma financiera.
El objetivo de la nueva normativa es evitar estas  crisis financieras o, si se producen, que sean las propias entidades las que asuman las pérdidas,  no los bancos centrales y los impuestos de los ciudadanos.

La importancia de este acuerdo se centra en los requisitos de capital que deben cumplir los bancos a partir de 2019 ya que los criterios actuales se han endurecido, dado que ahora se exigía en las reservas un 2% de los créditos concedidos o de las inversiones realizadas, y  con la nueva normativa será del 7%. Aunque la fecha límite de adaptación está lejos, muchas entidades ya están forzando cumplir las nuevas exigencias, dado que el mercado de capitales está siendo muy estricto con aquellos que necesitan liquidez y acuden al mercado en busca de la misma.

La aplicación de requisitos de capital más rigorosos y de nuevos colchones hará que los bancos puedan sobrellevar mejor los efectos adversos de las perturbaciones económicas y financieras.
Finalmente, la propuesta incluye exigencias mínimas por riesgo de liquidez que permitan a las entidades de crédito soportar situaciones de tensión de liquidez a corto plazo y aseguren la estabilidad a largo plazo de sus necesidades de financiación.


Aunque creamos que esto no va con nosotros, lo cierto es que nos repercute bastante ya que para adaptarse a la nueva situación, las entidades de crédito tienen que cambiar su modelo de negocio, de tal forma que retribuirán menos por los depósitos y cobrarán más por el dinero que presten, así como por los servicios bancarios tradicionales. -----Al mismo tiempo los accionistas podrán encontrarse con  ampliaciones de capital así como recortes en los dividendos, que  pueden hacer caer sus cotizaciones. Ante esta situación el inversor no deberá sorprenderse de que las entidades financieras españolas intenten captar sus ahorros para su capital propio, en lugar de hacerles las recomendaciones más atractivas para obtener buenas rentabilidades a sus patrimonios, en los mercados de capitales internacionales.

Las más beneficiadas serán las gestoras internacionales que comercializan sus productos en nuestro país, dado que sólo ellas intentarán buscar los activos más rentables para los inversores en los diferentes mercados internacionales. De hecho los últimos datos conocidos evidencian que van ganando cuota de mercado en fondos de inversión a las gestores nacionales, tendencia que seguirá  en aumento.


Aquellos ahorradores que se sigan dejando aconsejar por quienes tienen conflicto de intereses  (los que defienden sus propios intereses frente a los del cliente), verán cómo sus patrimonios se estancan o disminuyen por la escasa rentabilidad y mayores impuestos.
Analistas y entidades financieras mencionan que estos acuerdos son demasiado estrictos y aluden al riesgo que la aplicación de dichos acuerdos supone para la concesión de préstamos de las entidades de crédito y, en consecuencia, para la recuperación de la economía mundial. Para definir el efecto acumulado de las propuestas, el Comité, junto con el Consejo de Estabilidad, ha efectuado una evaluación del impacto macroeconómico del endurecimiento de las exigencias de capital y liquidez. La evaluación concluye que la implementación de las nuevas normas de capital y liquidez sólo tendrá un impacto modesto durante la etapa de transición al nuevo régimen, pero dará beneficios muy trascendentes a largo plazo
El resultado final son normas exigentes que reflejan un gran paso adelante en la medida en que mejoran la capacidad de absorción de pérdidas de la banca. Si tenemos en cuenta el denominado “colchón de conservación del capital”, las exigencias de capital ordinario han aumentado del 2% al 7%. Si además tenemos en cuenta que algunas entidades podían mostrar un nivel de capital ordinario de sólo el 1%, lo acordado representa para esas entidades un nivel siete veces mayor. Se trata de exigencias generales mínimas, que los reguladores o supervisores nacionales podrán endurecer si lo consideran oportuno. Por otra parte, los mecanismos de transición permitirán a las entidades de crédito cumplir las nuevas normas sin poner en peligro el afianzamiento progresivo de la recuperación y evitando intervenciones no deseadas para los sistemas bancarios nacionales.


Qué es Basilea III con un ejemplo



Qué es; Diferencias con Basilea II; Ratios de liquidez;  Efectos 





ARTÍCULOS BASILEA III

Basilea III, la nueva tormenta regulatoria que amenaza a la banca europea

Miguel M. Mendieta - Madrid - 01/03/2010
Un tortuoso viaje de Málaga a Malagón. Eso es lo que le espera a la banca europea en los próximos 30 meses. Ahora que las turbulencias financieras empiezan a olvidarse y el Viejo Continente sale poco a poco de la atonía (debilidad) económica, una nueva amenaza se cierne en el horizonte de su sector bancario: la nueva regulación internacional sobre recursos propios, conocida como Basilea III, cuya entrada en vigor está prevista para finales de 2012.

Hasta el momento, tan sólo existen borradores sobre cuáles serán las líneas maestras que van a exigir los bancos centrales en materia de solvencia, pero pocas veces un boceto ha levantado tanta polvareda. De acuerdo con los pronósticos elaborados por varias casas de inversión, las nuevas exigencias pueden obligar a los grupos financieros europeos a captar 139.000 millones de euros para reforzar su capital. Este colosal esfuerzo supondrá también que la rentabilidad de las inversiones caerá notablemente, al igual que los dividendos distribuidos a los accionistas. También los salarios del sector se verán afectados. Pero, vayamos por partes.

El nuevo marco internacional en materia de solvencia es hijo del difícil contexto en que comenzó a fraguarse. Cuando la tormenta se desató en el verano de 2007 y sembró la desconfianza entre las entidades financieras de todo el mundo, el fracaso de la anterior regulación -conocida como Basilea II- se puso en evidencia. Los esfuerzos de los reguladores por medir mejor los riesgos bancarios habían sido en balde y muy pronto se vio la necesidad de reelaborar las definiciones y exigencias en materia de recursos propios.

Los principales rasgos de la nueva regulación, según los detalló recientemente el consejero de Santander Antonio Escámez, son: mayores requerimientos de recursos propios, exigencia de capital de más calidad, definición homogénea de los distintos tipos de capital y conexión directa entre el perfil de riesgo y las obligaciones en cuanto a la solvencia.

Estas premisas tendrán importantes consecuencias para las entidades financieras europeas, especialmente para las francesas y británicas. Según explicó recientemente el presidente de Banco Sabadell, José Oliu, citando un estudio de BNP Paribas, la puesta en práctica de Basilea III supondrá una merma en el capital de máxima calidad del 42%. Así, entidades británicas que ahora superan el 8%de ratio de core capital podrían verlo reducido al 4%.
La buena noticia para las entidades financieras nacionales es que la nueva normativa va a afectarles poco. De acuerdo con un informe elaborado por JP Morgan, Santander y Banco Popular son dos de los bancos europeos que menores necesidades de capital van a tener. En otro estudio, confeccionado por la firma Credit Suisse, se asegura que Santander tiene un exceso de capital de 13.000 millones de euros y BBVA, de 6.500 millones.
El gran temor para la banca española viene por la penalización que se avecina a las participaciones industriales. El director general de La Caixa, Juan María Nin, explicó durante la última presentación de resultados que éste es el aspecto donde más está batallando la caja en los foros internacionales. "Nosotros apostamos por la inversión a medio y largo plazo en el sector industrial, y no creemos que esto deba mermar nuestros ratios de solvencia", aseguró.

También preocupa en el mundo de las cajas de ahorros la dificultad para generar capital. Según explicaba hace poco el presidente de Cajastur, Manuel Menéndez, la caída de ingresos y la morosidad van a limitar radicalmente la capacidad del sector de generar orgánicamente recursos propios. Este factor, unido a la escasa popularidad de las cuotas participativas, el único instrumento que tienen las cajas para captar capital, hace que éstas vean con cierto temor la llegada de la nueva regulación.

En los últimos dos meses, la conocida como ley Volcker, de Estados Unidos, ha hecho sombra al debate sobre Basilea III. Sin embargo, los analistas consideran que esa normativa, que pretende limitar el tamaño de los grandes conglomerados financieros y obligarles a segregar sus filiales de hedge funds, no llegará a aplicarse y, en cambio, los nuevos requisitos de recursos propios sí que cambiarán el panorama de la industria bancaria mundial.
Aun así, está por ver el efecto real que tendrán. Durante 2010 está abierto el periodo de alegaciones para los supervisores financieros nacionales y son muchos quienes confían en que al final se acabará descafeinado notablemente la propuesta inicial. Además, será cada regulador quien decida cómo y a qué ritmo se irá aplicando Basilea III a cada entidad financiera.



Aquí os dejo los links que he utilizado para hacer este post por si a alguien le queda alguna dudilla y alguno otro con información complementaria:



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